La Metafísica siempre ha enseñado que lo que pensamos a
menudo pasa al subconsciente y se establece allí, actuando como reflejo. La
psicología moderna, al fin, lo ha “descubierto”.
Cuando el ser humano se ve envuelto en los efectos de su
ignorancia, o sea que se ha producido él mismo una calamidad, se vuelve hacia
Dios y le suplica que lo libre del sufrimiento.
El hombre ve que Dios le
atiende a veces, y que otras veces, inexplicablemente, no atiende. En este
último caso es cuando sus familiares lo consuelan diciéndole que “hay que
resignarse ante la voluntad de Dios”. Es decir, que todos dan por sentado que
la voluntad del Creador es mala. Pero al mismo tiempo, la religión enseña que
Dios es nuestro Padre. Un Padre Todo Amor, Bondad, Misericordia.
Toda Sabiduría
y Eterno. ¿Estás viendo cómo no concuerdan estas dos teorías? ¿Te parece
sentido común que un padre todo amor, e infinitamente sabio, pueda sentir y
expresar mala voluntad hacia sus hijos? ¡Nosotros, padres y madres mortales, no
seriamos jamás capaces de atribular a ningún hijo con los crímenes que le
atribuimos a Dios! ¡Nosotros no seríamos capaces de condenar a fuego eterno a
una criatura nuestra, por una falta natural de su condición mortal, y
consideramos que Dios sí es capaz! ¡Es decir, que sin que nos demos cuenta
clara de ello, le estamos atribuyendo a Dios una naturaleza de magnate
caprichoso, vengativo, lleno de mala voluntad, pendiente de nuestra menor
infracción para atestarnos castigos fuera de toda proporción!
Es natural pensar así cuando nacimos, vivimos ignorando las
reglas y las leyes básicas de la vida.
Ya dijimos la razón de nuestras calamidades. Las producimos
con el pensamiento. En esto es que somos “imagen y semejanza” del Creador,
Somos creadores. Los creadores, cada cual, de su propia manifestación.
Ahora ¿Por qué es que Dios parece atender a veces, y otras
no? Ya verás. La oración es el pensamiento más puro y más alto que puede
pensar. Es polarizar la mente en el grado más altamente positivo. Son
vibraciones de luz que lanzamos cuando oramos, o sea, cuando pensamos en Dios.
Estas vibraciones tienen que transformar instantáneamente, en perfecto y bello,
todas las condiciones oscuras que nos rodean, como cuando se lleva un a lámpara
a un habitación que esté en tinieblas. Siempre que el que esté orando piense y
crea que ese Dios a quien le pide es un Padre amoroso que desee dar todo lo
bueno a su hijo. En ese caso, Dios siempre “atiende”. ¿Pero cómo? por lo
general, la humanidad tiene costumbre de pedir así: “¡Ay, Papá Dios, sácame de
este apuro, que yo sé que vas a pensar que no me conviene porque tú quieres
imponerme esta prueba”! ¡En otras palabras, ya negó toda posibilidad de
recibirlo.Tiene más fe en ese Dios que nos enseñaron, caprichosos, vengativo,
lleno de mala voluntad, que no está sino atisbando a que cometamos la primera
infracción para atestarnos castigos de una crueldad satánica!
Pues el que así pide no recibe sino de acuerdo con su propia
imagen de Dios. Es tan sencillo como te lo digo. Ahora no vuelvas a olvidar
jamás que la voluntad de Dios para ti es el bien, la salud, la paz, la
felicidad, el bienestar, todo lo bueno que El ha creado. No vuelvas a olvidar
jamás que Dios no es ni el juez, ni el policía, ni el verdugo, ni el tirano que
te han hecho creer. La Verdad es que El ha creado siete leyes. Siete Principios
que funcionan en todo y siempre. No descansan un solo minuto. Se encargan de
mantener el orden y la armonía en toda la Creación. No se necesitan policías en
el espíritu. Aquel que no marcha con la ley se castiga él mismo. (Lo que piensas
se manifiesta, de manera que aprende a pensar correctamente y con la ley para
que se manifieste todo lo bueno que Dios quiere para ti)
San Pablo dijo que Dios está más cerca de nosotros que
nuestros pies y nuestras manos, más aún que nuestra respiración; de manera que
no hay que pedirle a gritos que nos oiga. Basta con pensar en El para que ha ya
comience a componerse lo que parece estar descompuesto. El nos creó. El nos
conoce mejor de lo que nos podemos conocer nosotros. El sabe por qué actuamos de
esta o aquella manera, y no espera que nos comportemos como santos cuando
apenas estamos aprendiendo a caminar en esta vida espiritual.
Voy a rogarte que no creas nada de lo que te estoy diciendo
sin primero comprobarlo. Es tu derecho divino y soberano. No hagas lo que has
hecho hasta ahora, aceptar todo lo que oyes y todo lo que ves sin darte la
oportunidad de juzgar entre el bien el mal.
Por Conny Mendez
Fuente:
Metáfisica al Alcance de Todos