lunes, 6 de febrero de 2017

CRISTIANISMO DINÁMICO II


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La Metafísica siempre ha enseñado que lo que pensamos a menudo pasa al subconsciente y se establece allí, actuando como reflejo. La psicología moderna, al fin, lo ha “descubierto”.
Cuando el ser humano se ve envuelto en los efectos de su ignorancia, o sea que se ha producido él mismo una calamidad, se vuelve hacia Dios y le suplica que lo libre del sufrimiento.
El hombre ve que Dios le atiende a veces, y que otras veces, inexplicablemente, no atiende. En este último caso es cuando sus familiares lo consuelan diciéndole que “hay que resignarse ante la voluntad de Dios”. Es decir, que todos dan por sentado que la voluntad del Creador es mala. Pero al mismo tiempo, la religión enseña que Dios es nuestro Padre. Un Padre Todo Amor, Bondad, Misericordia.
 Toda Sabiduría y Eterno. ¿Estás viendo cómo no concuerdan estas dos teorías? ¿Te parece sentido común que un padre todo amor, e infinitamente sabio, pueda sentir y expresar mala voluntad hacia sus hijos? ¡Nosotros, padres y madres mortales, no seriamos jamás capaces de atribular a ningún hijo con los crímenes que le atribuimos a Dios! ¡Nosotros no seríamos capaces de condenar a fuego eterno a una criatura nuestra, por una falta natural de su condición mortal, y consideramos que Dios sí es capaz! ¡Es decir, que sin que nos demos cuenta clara de ello, le estamos atribuyendo a Dios una naturaleza de magnate caprichoso, vengativo, lleno de mala voluntad, pendiente de nuestra menor infracción para atestarnos castigos fuera de toda proporción!

Es natural pensar así cuando nacimos, vivimos ignorando las reglas y las leyes básicas de la vida.

Ya dijimos la razón de nuestras calamidades. Las producimos con el pensamiento. En esto es que somos “imagen y semejanza” del Creador, Somos creadores. Los creadores, cada cual, de su propia manifestación.

Ahora ¿Por qué es que Dios parece atender a veces, y otras no? Ya verás. La oración es el pensamiento más puro y más alto que puede pensar. Es polarizar la mente en el grado más altamente positivo. Son vibraciones de luz que lanzamos cuando oramos, o sea, cuando pensamos en Dios. Estas vibraciones tienen que transformar instantáneamente, en perfecto y bello, todas las condiciones oscuras que nos rodean, como cuando se lleva un a lámpara a un habitación que esté en tinieblas. Siempre que el que esté orando piense y crea que ese Dios a quien le pide es un Padre amoroso que desee dar todo lo bueno a su hijo. En ese caso, Dios siempre “atiende”. ¿Pero cómo? por lo general, la humanidad tiene costumbre de pedir así: “¡Ay, Papá Dios, sácame de este apuro, que yo sé que vas a pensar que no me conviene porque tú quieres imponerme esta prueba”! ¡En otras palabras, ya negó toda posibilidad de recibirlo.Tiene más fe en ese Dios que nos enseñaron, caprichosos, vengativo, lleno de mala voluntad, que no está sino atisbando a que cometamos la primera infracción para atestarnos castigos de una crueldad satánica!

Pues el que así pide no recibe sino de acuerdo con su propia imagen de Dios. Es tan sencillo como te lo digo. Ahora no vuelvas a olvidar jamás que la voluntad de Dios para ti es el bien, la salud, la paz, la felicidad, el bienestar, todo lo bueno que El ha creado. No vuelvas a olvidar jamás que Dios no es ni el juez, ni el policía, ni el verdugo, ni el tirano que te han hecho creer. La Verdad es que El ha creado siete leyes. Siete Principios que funcionan en todo y siempre. No descansan un solo minuto. Se encargan de mantener el orden y la armonía en toda la Creación. No se necesitan policías en el espíritu. Aquel que no marcha con la ley se castiga él mismo. (Lo que piensas se manifiesta, de manera que aprende a pensar correctamente y con la ley para que se manifieste todo lo bueno que Dios quiere para ti)

San Pablo dijo que Dios está más cerca de nosotros que nuestros pies y nuestras manos, más aún que nuestra respiración; de manera que no hay que pedirle a gritos que nos oiga. Basta con pensar en El para que ha ya comience a componerse lo que parece estar descompuesto. El nos creó. El nos conoce mejor de lo que nos podemos conocer nosotros. El sabe por qué actuamos de esta o aquella manera, y no espera que nos comportemos como santos cuando apenas estamos aprendiendo a caminar en esta vida espiritual.

Voy a rogarte que no creas nada de lo que te estoy diciendo sin primero comprobarlo. Es tu derecho divino y soberano. No hagas lo que has hecho hasta ahora, aceptar todo lo que oyes y todo lo que ves sin darte la oportunidad de juzgar entre el bien el mal.

Por Conny Mendez

Fuente:

Metáfisica al Alcance de Todos
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