La Biblia hebrea es la base de la angelología. Tanto la
angelología cristiana como la de la Nueva Era parten de este texto en su
concepción de los ángeles.
En la Biblia hebrea, un malakh (plural Malakhim) es un ángel
mensajero que aparece también repetidamente en la literatura rabínica y la
liturgia judía tradicional.
La angelología hebrea se estudia dividiéndola en tres
periodos: el periodo bíblico, el talmúdico y midrásico, y el medieval.
En el periodo bíblico, el estudio de los ángeles se basa en
las menciones de éstos en la Biblia hebrea.
El periódico talmúdico y midrásico incorpora la
interpretación de los rabinos a los eventos bíblicos.
En el periodo medieval, surgen la cábala española y la
angelología mística. Mientras que en el Talmud los ángeles son instrumentos de
Dios, para los angelólogos cabalistas los ángeles podían ser llamados por sus nombres
y servían al ser humano.
La angelología mística medieval llegó a su periodo más
sofisticado con los judíos alemanes del siglo 13, que se destacaron por su
elaborada descripción de los ángeles y por su adaptación de éstos a todas las
necesidades de la vida diaria. Este tipo de angelología hebrea llegó a
parecerse más a la angelología cristiana de ese siglo. El hasidismo moderno
conserva algunas de las características de la angelología mística medieval.
Las clasificaciones de los ángeles en el judaísmo fueron
concebidas por Maimónides, en su Mishné Torá. Comenzando desde la mayor, son
las siguientes:
Jerarquía de los ángeles en el judaísmo
Hayot Ha Kodesh
Ophanim
Erelim
Hashmallim
Serafines
Malakhim o Mensajeros
Elohim o "Seres divinos"
Bene Elohim o "hijos de los seres divinos"
Querubines
Ishim
La Cábala conserva las mismas jerarquías, pero con elementos
adicionales e interpretaciones distintas.