El prefijo “pre” significa anticipar, es crear un raciocinio por medio de pensamientos deductivos, y suposiciones; o sea sufrir por anticipado. Preocupándonos, sufrimos en vano si el problema no llega a surgir; o bien sufrimos doblemente cuando surge. Preocuparse antes de tiempo es preocuparse dos veces. La preocupación es una de las peores formas de actividad mental. Es inútil, es una energía mental desperdiciada, que nos deja ansiosos durante el día y tensos por la noche. No debemos recargar nuestros días con preocupaciones innecesarias. La ira y la preocupación producen reacciones bioquímicas que nos consumen.
La preocupación se transforma en tristeza y ésta en veneno para nuestro cuerpo.Nuestra salud mejora casi inmediatamente cuando nuestra preocupación concluye. Seleccione sus pensamientos, por que su mente no es un basurero.
La preocupación surge de nuestras preguntas acerca del futuro. No crea que preocuparse por el futuro le proporcionará mejores condiciones para vivirlo, viva el hoy, para ello es muy importante desarrollar la cualidad de la mera atención. Al desarrollar esta cualidad empiezan a producirse ciertos cambios básicos en la forma en que vivimos nuestras vidas. Nuestras consignas ahora son “sé, aquí y ahora”, vivir en el momento presente. El problema es cómo hacerlo. Nuestras mentes permanecen sobre todo en el pasado, pensando en cosas que ya han sucedido; o planeando el futuro, imaginando lo que va a suceder, a menudo con ansiedad o preocupación. Reminiscencias del pasado, fantasear sobre el futuro; generalmente es muy difícil estar asentado en el momento presente. La mera atención es esa cualidad de la consciencia que nos mantiene vivos y despiertos en el aquí y ahora, Quedándonos en el momento, experimentando plenamente eso que está ocurriendo.
Hay una historia zen que habla de vivir en el momento:
Dos monjes budistas volvían por la noche a su templo. Había llovido y el camino estaba muy embarrado. Llegaron a una intersección donde había una bella muchacha, incapaz de cruzar la calle debido al barro. Al momento, el primer monje la cogió en sus brazos y la cruzó al otro lado. Después los monjes continuaron su camino, Más tarde, esa noche, el segundo monje, incapaz de contenerse más tiempo, le dijo al primero: “¿Cómo has podido hacer eso? Los monjes no debemos ni mirar a las mujeres y mucho menos tocarlas, especialmente a las jóvenes y bonitas”. “Yo he dejado a la muchacha allí”, dijo el primero monje, “¿tú aún la llevas?”. Conforme se va desarrollando la cualidad de la mera atención, percatándonos de lo que sucede dentro y alrededor nuestro, empezamos a experimentar y responder al presente con una mayor espontaneidad y libertad.
La mera atención también lleva la mente a un estado de sosiego. Una mente no adiestrada es a menudo reactiva; se aferra a lo agradable y condena lo desagradable, agarrándose a lo que le gusta y apartándose de lo que le disgusta; reacciona con codicia y odio. Un desequilibrio agotador de la mente. Cultivando cada vez más la mera atención, empezamos a tener una experiencia plena y total de lo que está sucediendo, con una mente sosegada y equilibrada.
Transforma la preocupación en ocupación y prepara el futuro si cuestionarlo. El necio se preocupa, el inteligente se ocupa, el sabio sonríe. El mundo es un espejo: si le sonreímos, él nos sonreirá. Reír es un gran remedio y no cuesta dinero.
Hay mucha gente que pasa tanto tiempo preocupándose de su salud que no tiene tiempo para disfrutarla.
El ser humano es lo que demuestra ser. La preocupación excesiva se transforma en miedo. Lo que tú temes tú lo crearás, serás perseguido por lo que más temes; atraerás aquello que temes. El miedo atrae como un imán, el miedo es también el peor de los consejeros.
Hay personas que llegan a preocuparse hasta por lo que ya sucedió. ¿Por qué nos preocupamos con lo pasado o nos interrogamos acerca del futuro, si el presente está lleno de oportunidades que reclaman nuestra atención? El sabio supera el pasado sin caer de nuevo en el error.
Hay personas que llegan a preocuparse hasta por lo que ya sucedió. ¿Por qué nos preocupamos con lo pasado o nos interrogamos acerca del futuro, si el presente está lleno de oportunidades que reclaman nuestra atención? El sabio supera el pasado sin caer de nuevo en el error.
La preocupación por la imagen que vendemos de nosotros mismos no es más que nuestro ego, que nos empobrece. El ego necesita siempre de alimento, a que es transitorio. Todo pensamiento y energía es alimento. El ego detesta dos cosas: ser contrariado y ser criticado. Un ego grande es siempre candidato a un gran sufrimiento. Detrás de toda víctima hay siempre un ego herido; y el dolor del ego es mucho peor que el dolor físico. El ego nos hace sufrir porque es pequeño y limitado.
Morimos por el ego, sufrimos por el ego, luchamos por el ego y después nos quejamos de que no somos felices. Mientras haya ego, habrá violencia entre los hombres. Nada existe permanentemente excepto el cambio. A cada instante tenemos una nueva oportunidad de trascender el ego, disminuyendo la preocupación por nuestra imagen.
Fuente: https://sites.google.com/site/buscandoelki/-los-gokai-principios-de-reiki