Tu facilitador
espiritual no tiene porque ser un encumbrado Maestro de sabiduría, ni debe
ocuparse de tus asuntos en los detalles del día a día, puede ser alguien tan
humano como tu, pero que sepa bien la espiritualidad, porque le fue transmitido
por alguien que lo sabia perfectamente.
Toda persona que te
enseña un arte, una ciencia o la espiritualidad es el ser mas grande para ti, es
una de tus “Joyas”, ya que de el depende tu realización como ser humano o como
ente espiritual. En manos de cada maestro esta el futuro de cada ser humano y
por ende de toda la humanidad.
Podrás aprender
algunas cosas por tu cuenta siendo autodidacta y ese es un conocimiento
empírico, que puede ser muy útil, pero que a ciencia comprobable puede que
tenga poca validez. Un edificio, un puente no se construye empíricamente, ni
con ideas ni puntos de vista, hay que saber de eso realmente, porque si no se te
cae, mas difícil y delicado es la conducción por un Sendero Espiritual y por
eso se requiere de una mano experta y es la de un Maestro y a el siempre le
deberás tu espiritualidad.
La palabra “Buddha” quiere decir “Iluminado” o “Clarificado”
y dentro de las “Tres Joyas” es el Maestro y como tal es la primera Joya. Un
Buddha es alguien como puede ser el Señor Gautama que vivió hace mas de dos mil
quinientos años en la India o Jesús que existió más de dos mil años, o el
Maestro Saint Germain que se conoció hace dos siglo atrás y así existen muchos
otros “Maestro de Sabiduría”, pero como ninguno de ellos se ha puesto contigo,
ni se pondrá a instruirte, corregirte, aconsejarte ni sugerirte todo lo que
debes saber para seguir el Sendero Espiritual, esa “Joya” llamada el “Buddha”,
para ti cualquier otro ser humano es un facilitador, maestro o gurú que tengas
físicamente. Algunas personas desconocedoras dicen “seguir a los Maestros”
porque leen sus escritos, eso no es real, eso es “leer a los Maestros”, ya que
seguirlos nunca se podrá hacer, y si se pudiera, no se debería, porque cada
quien lo que debe seguir es su propia “Luz”, pero esta se encuentra tan
escondida y velada dentro de cada ser humana, que se consigue con la conducción
de un facilitador o maestro. El maestro no es el Sol pero es el dedo que lo
señala.
Si el Buddha es la
primera “Joya”, quiere decir que es lo primero que hay que tener en cuenta en
la espiritualidad, porque sin el no sabrías nada y en la crasa ignorancia no
hay sendero, espiritualidad, ni nada. A los “Maestros Ascendidos” se le dice
“Ascendidos” porque ya están por encima de todas las vicisitudes humanas y se
les da el título de “Maestros” porque tienen discípulos, si no tuvieran
discípulos no fueran maestros. Así que: ser discípulo y tener maestro es una
ley tanto abajo en la tierra como arriba en los cielos.
Un facilitador o
maestro espiritual es como un profesor de piano, canto o ballet que son
instructores que se ocupan individualmente de su estudiante y le van haciendo
un seguimiento diario en la instrucción de la materia y por eso no hay que
idolatrarlos, pero si amarlos, agradecérselo de por vida y siempre darles un
trato deferente, ellos al comunicar lo que saben dan parte de su ser, de su
vida.
Como bien explica el
Señor Gautama, el Maestro de cada quien es el Buddha para esa persona. Pero es
importante aclarar que un facilitador de Metafísica que solo imparte las bases
de la espiritualidad dando lineamientos de autoayuda al estilo Nueva Era no es
un maestro, no se considera dentro de la categoría a la cual se refieren las
“Tres Joyas” como el Buddha. El facilitador se convierte en Maestro, cuando
conduce al estudiante en el cumplimiento de los requisitos del Sendero de
Ascensión.
Dice el Señor Gautama
Buddha: Después de haber establecido un vínculo formal de Enseñanza e
iniciaciones y una vez aceptado a un determinado maestro como Gurú, es muy
importante que el discípulo solo tenga imágenes positivas de su maestro y que
las aliente aun en el caso de que descubra en él cualidades que le parezcan
desagradables puesto que, una vez establecido el vínculo, la única actitud
beneficiosa que promueve el avance espiritual del discípulo es la de considerar
al maestro como una emanación del Buddha.
Por: Ruben Cedeño