“Los pensamientos son cosas”. Es tu actitud la que determina todo lo que te sucede. Tu propio concepto es lo que tú ves, no solamente en tu cuerpo y en tu carácter, sino en lo exterior; en tus condiciones de vida: en lo material, si, tal como lo oyes. Los pensamientos SON COSAS.
Si tú tienes costumbre de pensar que eres de constitución saludable, hagas lo que hagas, siempre serás saludable. Pero cambia tu manera de pensar; te dejas infundir el temor de las enfermedades y comienzas a enfermarte. Pierdes la salud. Si naciste en la riqueza, es posible que siempre seas rico; a menos que alguien te convenza de que existe “el destino” y comiences a creer que el tuyo puede cambiar de acuerdo con los “golpes y reveses” porque así lo estás creyendo. Tu vida, lo que te ocurre, obedece a tus creencias y a lo que expreses en palabras. Es una ley. Un principio. ¿Sabes lo que es un Principio? Es una ley invariable que no falla jamás. Esta ley se llama EL PRINCIPIO DE MENTALISMO.
Si en tu mente está radicada la idea de que los accidentes nos acechan a cada paso; si crees que “los achaques de vejez” son inevitables; si estás convencido de tu mala o buena suerte; lo que quiera que tú esperes normalmente, en bien o en mal, esa es la condición que verás manifestarse en tu vida y en todo lo que haces. Ese es el porqué de lo que te ocurre.
No se ésta jamás consciente de las ideas que llenan nuestra mente. Ellas se van formando de acuerdo con lo que nos enseñan, o lo que oímos decir. Como casi todo el mundo está ignorante de las leyes que gobiernan la vida, leyes llamadas “de la Creación”, casi todos pasamos nuestra vida fabricándonos condiciones contrarias; viendo tornarse malo aquello que prometía ser tan bueno; tanteando, como quien dice, a ciegas, sin brújulas, timón, ni compás; achacándole nuestros males a la vida misma, y aprendiendo a fuerza de golpes y porrazos; o atribuyéndose a la “voluntad de Dios”.
Con lo que hasta aquí has leído, te habrás dado cuenta de que el ser humano no es lo que te han hecho creer, o sea, un corcho en medio de una tempestad, batido de aquí y allá según las olas. ¡Nada de eso! Su vida, su mundo, sus circunstancias, todo lo que él es, todo lo que le ocurre son creaciones de él mismo y de nadie más. Él es el rey de su imperio y si su opinión es, precisamente, que él no es sino un corcho en medio de una tempestad, pues así lo será. Él lo ha creído y permitido.
Nacer con libre albedrío significa haber sido creado con el derecho individual de escoger. Escoger ¿Qué? El pensar negativa o positivamente. Pesimista u optimista. Pensando lo feo y lo malo – qué produce lo feo y lo malo- o pensando lo bueno y bello, que produce lo bueno y bello en lo exterior o interior.
Por Conny Mendez
Fuente:
Metáfisica al Alcance de Todos